CONSTABLE, TORMENTA DE LLUVIA SOBRE EL MAR
Constable, Tormenta de lluvia sobre el mar (c. 1824-28)
DE COROT A VAN GOGH (VI)
Hubiera sido imperdonable que Constable no estuviera presente en una exposición dedicada a la pintura al aire libre, y que, dentro de ella, no reinara en la sala de “cielos y nubes”.
Los tratadistas renacentistas ya prestaron atención al elemento atmosférico, los pintores franceses y alemanes -afincados en Italia a finales del XIX- realizaron numerosos trabajos, pero fue John Constable dio el impulso definitivo a la materia con sus más de cien estudios sobre nubes.
Cielos rotos: los paisajistas ingleses
Susana R. Marcos // Entre los pintores románticos británicos, destacan dos nombres: William Turner y John Constable. Según Solkin, ambos son las dos caras de una misma moneda[i]: mientras Turner es un amante del paisaje urbano (Lluvia, vapor y velocidad, 1844), Constable presenta una Naturaleza amenazada por la irrupción de la industria (La esclusa, 1824).
Hijo de un pequeño aristócrata rural, Constable convirtió los lugares donde pasó su infancia en los protagonistas de sus obras. El mundo que el pintor conocía está a punto de desaparecer y, por ello, sus pinturas adquieren un tono melancólico: las líneas del horizonte bajas permiten que el cielo llegue a ocupar dos tercios de la superficie del cuadro; el paisaje se despliega majestuoso e inabarcable, sobre todo para un hombre menguado hasta el extremo, diminuto… simplemente insignificante.
Buscando la mejor integración entre las dos principales partes de la tela, el inglés se centró en la observación del cielo durante sus estancias en Hampstead (1820 y 1822). La representación de las nubes le permitía estudiar los efectos lumínicos y ejercitarse en el claroscuro. El cielo es algo cambiante, en constante movimiento; puede ser el origen de una claridad diáfana y esperanzadora, pero también presagiar lluvia y oscuridad. De esta manera, es fácil que la naturaleza se sublime y se convierta en fuente de misterio. Si en la forma el punto de partida son los cielos de pintores barrocos como Ruysdael o Hobbema, el énfasis en la subjetividad del artista sitúa a Constable en la corriente romántica del continente. No era tan importante la captación fidedigna del paisaje como la evocación de las emociones o los recuerdos asociados a él. En este sentido, la luz sólo funciona como un disparador.
Hay que destacar que estos estudios de nubes no se concebían como obras autónomas sino que eran ejercicios para mejorar la composición de los grandes cuadros de Constable, los llamados “six-foot” (pinturas de “seis pies”, es decir, de casi dos metros, entre los que se encuentra la mencionada Esclusa).
La muerte de su esposa en 1828 provocó un brusco cambio en la pintura de Constable. El paisaje bucólico, la naturaleza en calma y serena, desaparece para dejar paso a imágenes mucho más expresivas y dramáticas: los colores se oscurecen, la pincelada se hace más agresiva, abocetada. Esta transformación es evidente en el lienzo de pequeñas dimensiones expuesto en el Thyssen.
Tormenta de lluvia sobre el mar muestra un paisaje agitado y turbador: las nubes negras –cargadas de agua- pierden su forma (son densas manchas extendidas mediante un movimiento agresivo de espátula), los trazos empastados se superponen para dibujar la espuma en el agua, el mar apenas es una línea en el cuadro. La descomposición del cielo anticipa la abstracción de siglos posteriores.
Constable influyó en los impresionistas tanto en el tema como en la forma: el paisaje es el principal motivo, los cambios lumínicos y su incidencia sobre lo representado se expresan a través de pinceladas sueltas y deshechas, la importancia de la materia –que contribuye a crear texturas en la tela- será retomada por Monet y Van Gogh. De hecho, los románticos franceses pudieron ver tres pinturas de Constable en el Salón de 1824.
El paisajista inglés realizó sus últimos trabajos gracias a su buena memoria y a partir de dibujos tomados en su juventud. Así se comprende que reaparezcan muchos elementos pintoresquistas que tanto gustaban al público de finales de siglo.
[i] Solkin, en su estudio, afirma que la diferente concepción del paisaje de los dos pintores coetáneos se debe a su disparidad ideológica: Turner se situaba cercano al pensamiento de izquierdas mientras que Constable era mucho más conservador. Véase SOLKIN, D. H., “El vendedor viajero y el hijo del granjero: arte de J. M. W. Turner y John Constable” en Cuadernos de la Escuela del Arte, nº 9, 2003, pág. 51-77
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