El movimiento plástico impresionista se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa, principalmente en Francia. El término ‘impresionismo’ se acuñó por la crítica de la época, como un insulto, refiriéndose a aquello que pretendía ser pero no lo era.
Esta vertiente artística se caracterizó, principalmente, por el intento de plasmar un tema por medio de la luz y de los tonos en el instante, y no por el tema en sí. Ese nuevo estilo pretendía la liberación de las tradiciones pictóricas; en vez de que sus obras giraran alrededor de las formas y de los objetos, en el impresionismo, se encontraba una forma de expresión más fiel a la primera impresión que daba la apariencia de las cosas; se pintaba el momento de luz.
Historia
Precedentes
Aunque el movimiento impresionista, sus primeras exhibiciones; se desarrolló en Paris, Francia; este tiene sus bases en el trabajo de algunos paisajistas ingleses, entre estos, William Turner y John Constable; ambos pintores románticos.
El trabajo de Turner se caracterizó por el uso del difuminado y la mezcla de colores intensos. Su obra se destacó por la fugacidad, se centró en la luz pura y en los colores del reflejo; detalles que aplicó cada vez más a sus últimas producciones artísticas.
Lluvia, vapor y velocidad
La obra de John Constable, después de 1828, deja de aludir al realismo y se centra en el naturalismo. Estudia los efectos de la luz sobre la naturaleza y hacia sus últimos años, su pincelada se vuelve bastante expresionista. En sus producciones, se pueden notar manchas pequeñas y pinceladas superpuestas, inclusive; la aplicación de pintura con la espátula, lo cual aleja su trabajo de la limpieza y el orden.
Stonehenge
La Escuela de Barbizon
En Francia, durante el año 1848, un grupo de artistas se reunió en la aldea de Barbizon, para continuar con la propuesta emitida por los paisajistas ingleses como John Constable. Se funda entonces la Escuela de Barbizon, que tenía como principal objetivo renunciar a lo pintoresco en el paisaje y analizar fiel y precisamente la naturaleza. El cometido anterior se logra por medio de una de las características más distintivas de esta asociación; la pintura fuera del estudio o al aire libre. Artistas como Corot y Courbet formaron parte de esta congregación.
La temática de la Escuela de Barbizon giró alrededor del estilo realista. En el trabajo de Jean-François Millet podemos observar escenas de la vida diaria de los campesinos. Honoré Daumier expresa la necesidad de representar la vida contemporánea de Paris; sus obras no giran alrededor de anécdotas mitológicas y no están dotadas de rasgos teatrales. Por otro lado, Camille Corot nos muestra una representación del paisaje que proyecta un carácter fresco y suelto, alejándose completamente de la rigidez academicista.
Fue Gustave Courbet, el que nombró a este movimiento el ‘realismo’; reconocido por su frase “tráiganme un ángel y lo pintaré”, refiriéndose a que no se debería de representar lo bello, sino lo verdadero.
Inicios
El tercer rompimiento artístico con la Academia fue iniciado por Édouard Manet. Siguiendo el pensamiento de Courbet, Manet despreció la pintura convencional debido a que esta carecía de un sentido real. En las salas de la Academia se enseñaba a pintar la naturaleza como se enseñaba a pintar los yesos griegos, dejando de lado que a la intemperie la luz no se muestra en degradación, sino que crea violentos contrastes; y las zonas sombreadas establecían tonos que no eran propiamente negros.
Manet descubrió que si se contemplaba la naturaleza al aire libre, no se percibían objetos particulares, sino una mezcla de tonos. Desde sus primeras pinturas, le da más importancia a la técnica que al tema; contrario al academicismo, en el cual el tema ocupa un primer lugar.
El gran canal
La Academia de Artes dictaba el gusto y orientaba al público por medio de las exposiciones en los famosos Salones, anualmente celebradas desde el Siglo XVIII. Movido por los problemas representados en la obra de Manet, entre otros sucesos, Napoleón III abre un salón llamado ’El Salón de los Rechazados’; acontecimiento crucial para el surgimiento del arte moderno. Por vez primera, Manet exhibe sus obras.
Las exhibiciones impresionistas
Es, en el año de 1874, que un grupo de jóvenes pintores independientes; Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir, Camille Pissarro, Alfred Sisley, Paul Cezanne, Edgar Degas, Armand Guillaumin, Frederic Bazille y Berthe Morisot, entre otros; fundan una asociación y exponen al margen de los salones oficiales, en el estudio del fotógrafo francés Felix Tournachon. Es este evento el que daría pie a lo que se conocería como el movimiento impresionista.
Estos artistas abandonan sus estudios para salir a pintar al aire libre, bajo la influencia de lo propuesto años antes por Manet y la Escuela de Barbizon.
Las exposiciones impresionistas, se llevaron a cabo entre los años 1874 y 1886 en París, Francia; creando polémica entre el público y la crítica.
El Japonismo
Los impresionistas descubrieron el arte japonés, primeramente, en sus grabados. El gusto por este arte se difundió y pronto la mayoría de ellos coleccionaban artículos orientales y se basaban en estos y sus características para crear nuevas obras. Es así como logran fundir dos formas de diseño: la occidental y la oriental, dando como resultado nuevas representaciones en cuanto a composición y diseño.
Grabado de Utamaro datado en 1799-1800
Técnica y estética impresionista
Color y forma
Para los impresionistas, la naturaleza cambiaba a cada instante, por ello, no se tenía tiempo de utilizar la ‘grisalla’. Es entonces cuando recurrían a depositar el color directamente sobre la tela por medio de rápidas pinceladas.
Las sombras de los objetos pasaron de estar compuestas por colores oscuros, como los grises y negros, a los colores fríos, como los azules y violetas. Las luces pasaron de ser elementos claros a ser elementos saturados, cálidos; dando como resultado el resalte del fondo. Los impresionistas rompen con la noción academicista del claroscuro.
La forma queda relegada a un segundo plano, convirtiendo al color en el protagonista. Y el color existe para representar los fenómenos lumínicos; las formas se mezclan o se separan dependiendo de la luz a la cual estén sometidas.
Gramática Visual
La gramática visual utilizada por los impresionistas se destaca principalmente por dos tipos de pincelada: la pincelada gestáltica y la yuxtapuesta. La primera la podemos ver ejemplificada en las obras de artistas como Degas, en las cuales los colores se presentan en degradación, sin embargo, se destacan las fuertes pinceladas.
En las obras de Pierre-Auguste Renoir, se evidencia el fenómeno anteriormente descrito, pero, en algunas de sus pinturas se muestra el uso de veladuras y colores yuxtapuestos, además de un elemento muy importante: el ruido. Este fenómeno consta de agregar manchas de un color complementario u análogo al color base. Por ejemplo: si se presenta una degradación del violeta al amarillo; el color primero evidenciará rastros de azules, mientras que el segundo evidenciará manchas de naranjas u rojos. Renoir, generalmente, posaba a sus modelos bajo los árboles, para así poder estudiar las manchas de luz que se proyectaban a través del follaje; estudió los efectos ‘raros’ de la luz y sombra proyectadas.
El almuerzo de los remeros