miércoles, mayo 01, 2013

TURNER CON OJOS PROFANOS


TURNER con ojos profanos.

En el Museo Nacional Del PRADO en Madrid y hasta el 19 de septiembre, se ofrece la exposición sobre este autor, sin representación en ningún museo español, en la que sus más importantes obras aparecen colgadas junto a las de los pintores que le sirvieron de inspiración: Claudio de Lorena, Tiziano, Veronés, Wateau, Poussin, Canaleto, Rembrand... por eso la muestra se llama: TURNER y los Maestros.
Breves Notas Biográficas.


Joseph Mallord, William TURNER nació en Londres en 1775 un 23 de abril (como Shakespeare) hijo de un barbero y de una carnicera del mercado de Conven Garden, que murió muy joven en un manicomio.
A los 14 años empezó a trabajar como topógrafo y debido a su buen manejo del lápiz fue recomendado por Hardwick, arquitecto, para entrar en la selecta Royal Academy School, donde ya en 1790 expuso sus primeras acuarelas. Thomas Monro coleccionista, lo contrató para que hiciera una réplica de algunos de los mejores cuadros de su propiedad; allí TURNER adquirió gran formación como copista de obras maestras
Fue un hombre sin amigos y un gran trabajador. A su muerte se encontraron en su casa más de 19.000 dibujos y bocetos. Su ansia de trasladar al papel lo que veía fue compulsivo. Era capaz de andar 40 Km. al día para llenar sus cuadernos de criptas, monumentos, iglesias, ruinas.

A los 24 años vio cumplido su gran sueño: ser elegido miembro de la Royal Academy. Para un chico del pueblo un salto muy importante.
A principios del S.XIX viajó a París al Louvre, visitó Italia ¾Venecia varias veces¾ recorrió los mejores museos de Europa y estudió a fondo a los artistas más representativos que en ellos se exponían. España nunca le sedujo.

En cuanto a su intimidad se sabe que era de estatura baja, con perfil de loro y barbilla prominente. Sus manos manchadas de pintura le daban un aspecto descuidado, y el fuerte acento cockney delataban su baja extracción social. No tenía aspecto de gentleman, pero tampoco lo intentó. Sentía atracción por las viudas y mujeres maduras y aunque nunca se casó, convivió con alguna y tuvo dos hijas que no reconoció.
Gozó de la consideración de público y crítica de la época: triunfó.
Murió el 19 de diciembre de 1851.

Encuentro

TURNER era para mí un pintor inglés de marinas, aunque también recordaba alguna acuarela de tema arquitectónico, tan del gusto romántico.
En absoluto me sentía atraída por su obra.
Esta primavera asistí a un seminario sobre “Los colores del Arte”y uno de los temas versaba sobre los efectos cromáticos de J.M.W. TURNER.Recuerdo que la Prf. Dra. Delgado nos explicó cómo al principio de su carrera a TURNER le interesaban las masas de color monocromáticas, evolucionando primero a los colores azul y gris y adscribiéndose después al movimiento Paisajista Pintoresco.
(Pintoresco era todo lo que tenía color, aunque fueran solo detalles. Dentro de lo Pintoresco podía tener cabida lo Sublime, como en los fenómenos naturales dramáticos: tormentas, aludes, marejadas. Estos conceptos se unían en el paisaje que además debía lograr Armonía, eligiendo un tono clave que saliendo del cielo participara de él todo el cuadro.)
TURNER incorporó a sus paisajes el movimiento en el agua, viento, y la luz y viveza en los colores que descubre en Lorena, pintor italiano del S. XVI. En sus cuadros hay una línea divisoria: arriba amarillo, quintaesencia de luz, abajo color cada vez más degradado. El color es el mensaje para el espectador.
Con el tiempo deja de interesarle el realismo y se centra en capas trasparentes de color, que una vez secas crean formas. La pintura produce su propia pintura.
Pone manchas de color y a través de la luz se pueden adivinar objetos, invitando así a participar de los cuadros; es un antecedente del arte abstracto: el mundo es como cada uno lo imagina. En su última etapa como pintor, el espectador se ve envuelto en la vorágine del color, representa el infinito imposible de captar. TURNER se encuentra con la divinidad. La revelación es la luz.

Los cuadros que glosaban estas palabras, todos de su última etapa, demostraban la teoría expuesta y la emoción se unía al bellísimo efecto visual.
Me sentí fascinada.

Reencuentro
Voy al Prado, y paso a las salas donde se exponen los cuadros de TURNERjunto a los de aquellos maestros del pasado que le influyeron, o de contemporáneos con los que compitió por un premio o por el favor de la crítica y público.
No le han hecho ningún favor.
La primera impresión es que como artista no ha tenido una idea original en su vida. Los temas que pinta son reinterpretaciones muy pegadas al original, aunque incorporando en algunos casos una atmósfera poética: haciendo menos plano el lienzo al sumergirlo en una luz más viva y dando la pincelada más larga.
Vista sola, como en el seminario, la obra de TURNER resulta admirable. En compañía pierde la magia. Pretendió crear una réplica mejorada de obras inmortales y al verla al lado de la primitiva, te decantas por ésta.
Los pintores siempre estudian a los grandes maestros y se empapan de su técnica y tratamiento del lienzo, pero nadie dudará quién es el autor de las Meninas de Velazquez o de Picasso: son mundos diferentes. No es el caso deTURNER y sus maestros. Llegas a dudar de si fue efectivamente un precursor del impresionismo, o simplemente no se atrevió a pintar la cara de las figuras y las abocetó tan solo.
Toda su vida fue una lucha constante por no abandonar los presupuestos clasistas y no ser rechazado en el entorno elitista de la Academia, medir su arte con pintores del pasado o contemporáneos, estar atento a las tendencias del mercado que diríamos ahora, y pintar aquellos temas que el público demandaba, vivía de su trabajo. Todo esto y además, su deseo de pasar a la posteridad y el temor a no alcanzar la gloria, llenaron sus días.
Mi impresión personal es que estas obsesiones por gustar a los demás, le impidieron dar rienda suelta a su creatividad, malográndose como artista.TURNER es un buen técnico, no un genio.
Sólo en sus últimas obras rompió el corsé que le oprimía y es cuando en sus cuadros estalló la luz y el color. Dejo de pintar “a la manera de” para ser él mismo. En esta etapa de su vida, siendo ya un anciano, conoció a Ruskin el mejor propagandista de su obra, el cual con sus elogios hizo exclamar aTURNER: “Él ve más en mi pintura de lo que yo jamás he visto”. Se refiere a estos lienzos personales por los que hoy es considerado en la historia del arte. Pero en la exposición del Prado apenas hay cuatro y el espectador ve más a los Maestros que al mismo TURNER. Una pena que siga siendo un desconocido, o casi.

Advertencia: ninguna de las personas con las que he hablado sobre Turner, ha estado de acuerdo conmigo sobre la valoración que hago de su obra. Una vez más queda demostrado que la ignorancia es muy audaz. Mi ignorancia.

J.M-W.TURNER


Joseph Mallord William Turner (Covent Garden, Londres23 de abril de 1775[1] - Chelsea, Londres, 19 de diciembrede 1851), pintor inglés especializado en paisajes. Fue considerado una figura controvertida en su tiempo, pero hoy en día es visto como el artista que elevó el arte de paisajes a la altura de la pintura de historia.[2] Aunque es renombrado por sus pinturas al óleo, Turner también es uno de los grandes maestros de la pintura paisajista británica en acuarela. Es considerado comúnmente como "el pintor de la luz"[3] y su trabajo es considerado como un prefacio romántico alimpresionismo.[4]

Índice

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[editar] Vida y carrera

Su padre, William Turner, fue un fabricante de pelucas que luego se convirtió en barbero. Su madre, Mary Marshall, una ama de casa, fue perdiendo su estabilidad mental paulatinamente siendo joven, quizá debido a la muerte de la hermana pequeña de Turner, en 1786. Ella murió en 1804, recluida en un psiquiátrico.[5]
Posiblemente esta situación condujo a que el joven Turner fuera enviado en 1785 con su tío materno a Brentford, un pequeño pueblo al oeste de Londres, cerca del río Támesis. Allí Turner mostró por primera vez su interés por la pintura. Un año después asistió a la escuela en Margate, en Kent, al este de Londres, en el área del estuario del Támesis. Por entonces ya había realizado varias obras, que fueron exhibidas en el expositor del comercio de su padre.
El temerario remolcado a dique seco, (1839).
Turner entró en la Royal Academy of Art con tan sólo 14 años. Fue aceptado a los 15, pues, a diferencia de sus contemporáneos, estaba interesado en formar parte de ésta. Al principio, mostró un entusiasta interés por la arquitectura, pero su actividad pictórica fue estimulada por el arquitecto Thomas Hardwick (junior). Sir Joshua Reynolds, presidente de la Real Academia en aquel tiempo, admitió a Turner abocándolo definitivamente al mundo del arte. En 1790, tras solo un año de estudio, una acuarela suya fue aceptada para la exposición veraniega de la Real Academia de aquel año.[6] Su primer óleo, Fishermen at Sea, fue exhibido en 1796. Durante el resto de su vida, expuso regularmente en la Academia.
En su juventud aprendió las técnicas de la acuarela en compañía del pintor Thomas Girtin, con quien coloreó variasláminas para ilustrar libros de viaje.[7]
Es comúnmente conocido como el pintor de la luz, renombrado no sólo por sus óleos sino también como acuarelista, pues se le considera uno de los fundadores de la pintura paisajística inglesa a acuarela.
Uno de sus cuadros más famosos es El temerario remolcado a dique seco, pintado en 1839, depositado en el National Gallery de Londres. Véase también La rama dorada.
Turner viajó alrededor de Europa, iniciando su travesía en Francia y Suiza en 1802, estudiando en el Louvre de París, en el mismo año. También visitó Venecia. Durante una visita a Lyme Regis, en Dorset, Inglaterra, pintó una escena de tormenta, ahora en el museo de CincinnatiOhio.
El naufragio, óleo sobre lienzo.
Conforme envejecía, Turner se volvió más excéntrico. Tuvo pocos amigos, excepto su padre, que convivió con él treinta años, asistiéndole eventualmente en su estudio. Su padre murió en 1829, lo cual le produjo una honda impresión, por la que entró en depresión.[8]
Murió en su casa en Cheyne Walk, en Chelsea, Londres, el 19 de diciembre de 1851. Según sus deseos, fue enterrado en la catedral de S. Pablo (St Paul's Cathedral), donde descansa al lado de Sir Joshua Reynolds. Su última exhibición en la Real Academia fue en 1850.[5]

[editar] Estilo

El talento de Turner fue reconocido muy pronto, convirtiéndole en un académico a los 23 años. Tal independencia económica le permitió innovar de manera sorprendente para muchos. De acuerdo con la Historia ilustrada del Arte, de David Piper, sus últimas pinturas fueron denominadas fantastic puzzles (rompecabezas fantásticos).[9] No obstante, Turner es reconocido como un genio: el crítico inglés, John Ruskin, describió a Turner como el artista «que más conmovedoramente y acertadamente puede medir el temperamento de la naturaleza».[10]
Turner es un pintor romántico interesado en la filosofía sublime; retrata el asombroso poder de la naturaleza sobre el ser humano. Fuegos, catástrofes, hundimientos, fenómenos naturales son descritos por el pintor. En sus lienzos, constata que la humanidad no es más que un conjunto de peones de la Naturaleza. Como otros románticos, considera el paisaje natural como un reflejo de su humor. Turner mostró el poder violento del mar, como en Dawn after the Wreck (1840) o elBarco de Esclavos, 1840.
Lluvia, vapor y velocidad, pintado en (1844).
Sus primeros trabajos, como Tintern Abbey (1795) o Venecia: S. Giorgio Maggiore (1819), conservan las tradiciones del paisajismo inglés. Sin embargo, en Aníbal atravesando los Alpes (1812), su énfasis en el poder destructor de la naturaleza ya empieza a surgir. Su peculiar estilo de pintura, el cual se caracterizaba por el uso de técnicas exclusivas de la acuarela en la ejecución de sus obras pictóricas al óleo, generaba luminosidad, fluidez y efectos atmosféricos efímeros.[10]
En sus últimos años, empleó cada vez menos óleos, y se centró en la luz pura, en los colores del reflejo. Ejemplos de este estilo tardío son visibles en Lluvia, vapor y velocidad pintado en (1844), donde los objetos son vagamente reconocibles.
Turner, junto con John Constable, fue un estandarte de la pintura inglesa en sus últimos años,[11] y fue popular en Francia también. Los impresionistas estudiaron cuidadosamente sus técnicas, para dilucidar el poder de sus lienzos. En la era del arte moderno, hasta el arte abstracto se ha visto influenciado por él.[12]
Se ha sugerido que los altos niveles de ceniza en la atmósfera durante 1816, que condujeron a unas inusuales puestas de sol durante dicho periodo, pudieron inspirar el trabajo de Turner.[13] [14]

[editar] Legado

El incendio de las Cámaras de los Lores y de los Comunes (1835).
Turner dejó una generosa fortuna que deseó que fuera invertida en ayudar a lo que él llamaba artistas desmoronados. El legado de la colección permaneció en la nación británica, que construyó en la que fuera su casa una galería especial. Tras problemas gubernamentales, veintidós años después de su muerte su colección fue enviada a museos fuera de Londres, debido a lo cual empezó a disgregarse en contra de los deseos de Turner. En 1987, la mayor parte de la colección estaba en la Clore Gallery, en la Tate Gallery, pero su diseño fue fuertemente criticado.
Existe un prestigioso premio anual, el Premio Turner, creado en su honor en 1984, que se ha vuelto controvertido puesto que promociona un arte no conectado con la técnica de Turner. Una exhibición amplia, "Turner's Britain", ha viajado alrededor del mundo, y fue colgada en el museo de Birmingham del 7 de noviembre de 2003 al 8 de febrero de 2004.
En 2005 el Temerario fue escogido como el mejor cuadro inglés en una votación pública organizada por la BBC.[2]. En abril de 2006, Christie's sacó a subasta un cuadro con una vista de Venecia por 35,8 millones de dólares americanos, marcando un nuevo récord para Turner. El comprador fue un magnate de casinos de Las Vegas llamado Stephen Wynn. En 2010 el Museo J. Paul Getty de California pagó 35,7 millones de dólares por una Vista de Campo Vaccino en Roma, rozando por tanto el récord antes citado.

[editar] Obras selectas

J.M.W.TURNER




“Uno de los más bellos que se hayan pintado jamás(Walker)


Autorretrato (hacia 1798)
Tate Britain. Londres

“Ahora, huid de Turner –presto-, de la belleza sobria a la locura espumeante. Es un hombre que tiene la manía de pintar atmósferas (…), que piensa que con el centelleo de la luz azul y del azufre puede traducir la armonía de los rayos del sol y los hace flotar en el aire. Es deplorable ver el arte desfigurado con tanta demencia (…) Sin embargo, echad un vistazo a uno o dos esfuerzos por representar lo real y veréis qué validez cromática puede dar este artista al sol y al agua; qué templos puede alzar en el oro que refulge desde el cielo (…) Es impenetrable ese excéntrico señor Turner”.
(Illustrated London News, 13 de mayo de 1843)



La batalla de Trafalgar vista desde la jarcias del palo de mesana del Victory(1806-1808)
Óleo sobre lienzo, 171 x 239 cm.
Greenwich, National Maritime Museum (en préstamo del Tate Britain, Londres)
Firmado abajo, en el centro; sobre el parapeto del Victory: JMW Turner



El 21 de octubre de 1805 tuvo lugar entre las flotas británica y francesa la batalla de Trafalgar y concluyó con la victoria inglesa, pero también con la muerte del almirante Nelson. Su cuerpo fue transportado a Inglaterra por el buque insignia Victory. Turner, acudió a presenciar la entrada del barco al embocar el Midway. Hizo numerosos bocetos e incluso a bordo del propio Victory. El barco llegó a la desembocadura del Támesis el 22 de diciembre de 1805.


JOSEPH MALLORD WILLIAM TURNER
Londres, 1775-1851

CONSIDERADO COMO EL FUNDADOR DEL PAISAJISMO ROMÁNTICO.
Jonh Ruskin describió a Turner como el artista “que más conmovedoramente y acertadamente puede medir el temperamento de la naturaleza”.Turner vio los temas por encima de todo, y más tarde exclusivamente en función de la luz que absorbe las formas transformándolas en vibraciones cromáticas.

El artista descarta la tradición inglesa y flamenca del paisaje compuesto por detalles definidos y diversos.
Después de su estancia en Venecia, disuelve la tradicional “topografía” paisajística en una única vibración de espacio –luz-.

El sol surgiendo tras el vapor, con pescadores que limpian y venden el pescado, (1807)
1,34 x 1,79 cm.


Tenía 14 años cuando ingresó en la Real Academia, al año siguiente participó ya con una acuarela titulada “El palacio arzobispal de Lambeth”, en una muestra que anualmente organizaba la institución, una costumbre que mantendría hasta el año de su muerte, en el que entonces era considerado “el arte inglés” por excelencia: la acuarela, una técnica que había experimentado un gran impulso en Inglaterra a lo largo del siglo XVIII.

Desde los 16 años y hasta prácticamente su muerte, recorrería los más diversos lugares de Gran Bretaña en búsqueda de temas para desarrollar su labor artística y que más adelante le llevaría por Francia, Alemania, Italia, Suiza, Holanda… Turner viajaba ligero de equipaje; sus instrumentos de trabajo, un paraguas, poca ropa y una flauta.

Tras su imparable estudio y experiencia, se fue transformando el artista en un genio que desentrañaba los secretos de la Naturaleza: tierra, agua, aire y fuego.

Turner a pesar de su evolución, nunca abandonó la Academia, se mantuvo siempre fiel, participando de todas la actividades que derivaban de su pertenencia a dicha institución. Desde 1802 miembro de pleno derecho, cumplió durante tres décadas con sus obligaciones como profesor de perspectiva (1807-1838) y participó en casi todas sus exhibiciones anuales.

El mar, presente siempre en su vida. Turner siente una constante fascinación por los temasmarinos, que le acompañaron desde sus inicios. Pintó buques de guerra, barcos de vapor, veleros, barcas de pesca… luchando contra las olas, atracados en el puerto, etc. Supo plasmar como nadie las múltiples tonalidades del agua. El mar en calma, en tormenta, desafiante, amenazante, que cada año se cobraba víctimas de innumerables naufragios, un mar que era medio de vida.


Tormenta de nieve: “Aníbal y su ejército atravesando los Alpes”.(1811)
Óleo sobre tela, 146 x 237,5 cm.
Tate Britain, Londres


Turner, nos muestra en esta pintura el efecto de lo “sublime”.

“Lo que sea que de alguna manera sea terrible o conocedor de objetos terribles o que opere de cualquier análoga al terror, es fuente de lo Sublime”.
(Teoría del arte planteada por Edmund Burke)

Este efecto busca producir en el espectador una fuerte emoción y es un elemento importante del romanticismo.


Turner, hijo de un humilde barbero de Covent Garden, suspiraba por lo sublime. En su busca por lo sublime, Turner realizó gran número de viajes, tomando apuntes de escenarios grandiosos y condiciones meteorológicas extremas, que trasladaba a lienzos y que luego exponía con citas poéticas.

La emulación que hace Turner de la pintura barroca, las convierte en arte culto, pero no excluye referencias modernas.

Sus paisajes atmosféricos y de luminosidad descompuesta influyó considerablemente en el impresionismo.

Su primer viaje a París en 1802, tendría una especial importancia para él. En el Louvre estudió intensamente la obra de maestros antiguos, especialmente las marinas holandesas y a Claude Lorrain, que ejercerían un gran influjo en su pintura. Estos estudios dieron lugar a un cambio de estilo, los efectos atmosféricos de la luz adquieren una importancia cada vez mayor en su obra. Él vio en la pintura un medio de explorar el mundo a su estilo, de forma personal.

La mayor parte de sus cuadros poseen un fuerte contenido simbólico, proponen ilustrar el destino humano y los avatares de la historia.Turner experimentó emociones y encontró temas de ensueño, que más tarde con su genialidad transformó en sinfonías de luz y de color. Sus imágenes nos fascinan aunque no nos hacen pensar en nada humano, nada preciso, sólo colores y fantasmas inolvidables que se apoderan de nuestra imaginación. La humanidad sólo lo inspira cuando va ligada a la idea de la muerte.

En 1810, Goethe afirmó en su “Teoría de los colores que la contemplación de una sola superficie de color despierta la conciencia de la universalidad y armoniza al espectador con la unidad fundamental de las cosas”.
Los pintores ingleses, como Turner, entre los años 1840-45, realizaron cuadros basados en estos puntos de vista.

La naturaleza inmensa somete a la figura, que casi desaparece por completo, la línea del horizonte prácticamente desaparece. El cuadro (un paisaje, una marina) está cubierto por una gama de tonos concentrada en una porción reducida y se sitúa al límite de la abstracción.

Lluvia, humo y velocidad. El gran ferrocarril del oeste. (Antes de 1844)
Óleo sobre lienzo, 91 x 121,8 cm.


Es inconfundible la textura que Turner da a sus cuadros, la manera en que el artista dispone sus pinceladas y mezcla de colores. Es un estilo totalmente personal y sus seguidores los tendrá mucho más tarde, en el seno de la pintura informalista europea.

Turner pinta un paisaje en el que podemos identificar el puente que cruza el Támesis, entre Taplow y Maidenhead, que forma parte del recorrido que hace el ferrocarril del Oeste.

El pintor se interesa más por crear una atmósfera determinada que por ofrecer un verismo (Realismo llevado al extremo en las obras de arte) naturalista a través de los elementos que representa, al igual que en sus otros paisajes.

El ferrocarril apenas se distingue entre la bruma del ambiente, aparece casi de manera fantasmagórica.

El puente desaparece inmerso en una atmósfera onírica (eliminación del dibujo y los contrastes entre luces y sombras).

Detectamos su presencia por los cambios de color que observamos a la derecha del cuadro.

La bruma y el humo, mezclados con la lluvia, dan lugar a unos efectos cambiantes sumamente interesantes.


El cielo está construido con diversas capas de pintura superpuestas, con efectos de transparencias, que deja ver las que se encuentran en contacto con la tela. Turner con esta técnica consigue efectos especiales.

El tren parece querer salir del lienzo y echarse encima del espectador.
Pinceladas sueltas y vigorosas, colores puros, fuerza, movimiento, se conjugan en este lienzo de Turner dedicado al ferrocarril.

En 1844 expuso esta obra en las salas de la Royal Academy de Londres, el artista habría sobrepasado ya el cenit de su carrera y había conseguido la libertad de expresión, el intenso trazo cromático, vibrante, atmosférico: la abstracción, que convertía la luz y el color en algo más que simples elementos pictóricos.

Turner ha sabido imprimir al lienzo una fuerza que los propios impresionistas no sabrían captar por entero.

Monet no reconocerá la deuda con el artista inglés:
“En el pasado amé mucho a Turner, hoy lo amo mucho menos”
“¿Por qué?”
“No dibujaba bastante el color y ponía demasiado; lo he estudiado bastante bien”
(René Gimpel en su diario 28 de noviembre de 1918)

Este juicio apresurado no hace justicia a Turner, pero tampoco a Monet.

Ruskin, el máximo valedor de Turner, nos cuenta una anécdota poca seria, cree que el origen de este cuadro, se remonta a un viaje en tren en un día de tormenta, en el que se supone que el artista asomó la cabeza por la ventanilla, buscando sensaciones fuertes, Turner reprodujo la experiencia, aunque se supone que nosotros, los espectadores, contemplamos la llegada del tren desde una posición más ventajosa.

El romanticismo del cuadro se puede percibir en la locomotora, elemento de gran modernidad.

“Sin duda fue una improvisación hecha con una furia rabiosa, bosquejando cielo y tierra en un golpe de pincel, una verdadera extravagancia, pero hecha por un loco genial”.(Théophile Gautier –Histoire du romanticisme, 1872)
***
William Turner a su muerte en 1851 y finalmente resueltas las cuestiones legales que suscitó su testamento, como resultado, gran parte de sus obras –pinturas al óleo y acuarelas- por él legadas a la Nación, pasaron a la National Gallery.

Hoy, están distribuidas entre ésta, el Tate Britain y el British Museum. En Trafalgar Square han quedado sin embargo algunas de sus obras más bellas, como “El sol surgiendo tras el vapor”, que Turner deseaba que se colocara junto a otro de sus cuadros.

En la National Gallery, encontramos los cuadros de Turner “La salida del sol a través de la bruma” y “Dido construyendo Cartago”, entre dos cuadros de Claudio de Lorena. Esto se debe a una cláusula del testamento del artista, en la cual donaba estos cuadros al Museo con la condición de que se expusieran entre dos cuadros de Lorena. La Dido de Turner ha sido considerada una de sus más ambiciosas imitaciones de Lorena.
Pero ¿Qué pretendía?... reconocer la deuda con su predecesor o buscar una comparación directa con él… demostró que la pintura de paisaje como género importante había sido una creación del siglo XVII.
Dido construyendo Cartago, 1815
Óleo sobre lienzo, 155,5 x 232 cm.
The National Gallery. Londres.




Charles Baudelaire declaró: “El romanticismo reside (…) en la manera de sentir. A mi juicio, el romanticismo constituye la expresión más reciente de lo bello. Quién dice romanticismo dice arte moderno, es decir, intimidad, espiritualidad, color y aspiración al infinito, todo ello expresado por los medios artísticos”.
En el siglo XIX cuando Hegel asignó a la pintura la misión de plasmar el infinito, se encontraba en la base de las concepciones románticas.

El paisaje muy poco representado en el continente, en Gran Bretaña experimentó un cambio radical en cuanto a las normas. Turner, acuarelista de formación dió lugar a obras monumentales cuyo verdadero tema era la celebración de las fuerzas de la naturaleza, las armonías del cielo, la luz de un amanecer, el mar, el fuego, la vibración de la atmósfera, etc.

Turner compone escenas espectaculares, históricas o modernas, en el que intenta recrear con un colorido difuminado, los efectos de la luz.
Luz y color (La teoría de Goethe).1843
Óleo sobre lienzo, 78,5 x 78,5 cm
Londres. Tate Britain




Turner anticipa el arte del siglo XX.
Los espacios cromáticos autónomos de Turner ejercieron una fuerte influencia sobre el Impresionismo.

Turner estructuró cada cuadro a partir de un contraste específico de colores:
1.- negro-marrón-blanco amarillento o amarillo-rojo.
2.- negro-ocre-blanco-azul.

El tema es únicamente un pretexto para desarrollar esos contrastes. De ahí que se conviertan en un medio para expresar la lucha de las fuerzas elementales del universo, que se presentan como luz y oscuridad ó fenómenos climáticos.



Tormenta de nieve, 1842
Óleo sobre lienzo, 91,5 x 122 cm.
Tate Britain, Londres.


Turner se hizo atar durante cuatro horas a un mástil del Ariel Harwich, para observar con exactitud el temporal en alta mar.

Turner se encontraba en esa tempestad.

El cielo y el mar se unen para crear una unidad de torbellinos de color marrón oscuro –gris verdoso hasta blanco alrededor del barco; sólo una pequeña superficie del cielo, de color azul claro, permite esperar que este fenómeno natural acabe.

El ojo no puede encontrar un punto fijo.
Un vapor situado delante de un puerto hace señales y avanza a la sonda.

“Este caballero, en ocasiones anteriores escogió pintar con crema o chocolate, yema de huevo o gelatina de grosella; aquí usa todo su aparato de ingredientes de cocina”.
(Athenaeum, 14 de mayo de 1842)

Ruskin desconcertado con las últimas obras de Turner, en ocasiones tuvo que colocar marcas en las pinturas para saber cual era la parte de arriba y cual la de abajo.
"El Guerrero Temerario" remolcado a su último fondeadero, 1839
Óleo sobre lienzo, 91 x 122 cm.
Londres, National Gallery




El “Guerrero temerario” se expuso en la Royal Academy en 1839 con una cita del poema de Thomas Campbell “Marineros de Inglaterra”:

La bandera que soportó la batalla y la brisa
ya no le pertenece
”.


El Temerario se distinguió en la batalla de Trafalgar en 1805.

La Marina Británica tenía órdenes estrictas de retirar cualquier parte útil y salvable de un barco, antes de retirarlo para su desguace.

Turner encontró el viejo barco, vendido y remolcado para el desguace. En este cuadro el barco está manipulado con fines pictóricos y simbólicos: Empastes espesos que contrastan con zonas pintadas de forma ligera, los colores van de la luz a la oscuridad.

Turner crea la escena de un “Temerario” fantasma y un remolcador negro, arrojando fuego y hollín contra una puesta de sol fantástica.
Muere una época heroica, mientras llega otra edad de vapor y dinero. El sol poniente señala el final de una, mientras el reflejo de luna el nacimiento de la otra. El último destino del “Guerrero temerario” recuerda el fin de toda vida humana. Turner parecía lamentarse de la revolución industrial.
Cuando “El temerario” en 1838 fue transportado río arriba, no le quedaba ninguno de sus mástiles. Turner, al pintar todos sus mástiles y velas, le quiso devolver su gloria de antaño, como luciera en sus días de esplendor treinta años atrás.

Turner para dar al “Temerario” una presencia majestuosa lo pintó en alto, con la quilla apenas oculta bajo el agua, como elevándose por encima del mundo terrenal.

“Visto contra la luz de la puesta de sol, que casi la eclipsa, el Téméraire, otrora, gloria de la valentía británica en las guerras napoleónicas, se convierte en un fantasma en su camino al cementerio de barcos. La amargura de esta sepultura simbólica queda subrayada aún más por el tranquilo y pequeño vapor remolcador, que da la nota realista del aquí y ahora terrenos en el espectáculo de visión, donde las grandes proezas humanas desaparecen tras un horizonte lejano”
(Robert Rosenblum)

John Ruskin escribe: “Nunca más volverá el sol a extender sus dorados vestidos sobre él, ni la luz de las estrellas centelleará en las olas que salen de él cuando avanza por el mar…El hijo del marino no podrá responder ni saber qué rocío nocturno se esconde en lo profundo de las hendiduras causadas por la guerra en la madera del viejo Téméraire”.Turner calificó este cuadro como “su preferido”, se ha interpretado también como una reflexión del pintor sobre su vejez y la muerte.


El crítico John Ruskin, el máximo valedor de Turner en el tramo final de su vida, profundamente afectado por la muerte del artista, afirmó que con ella “iban a olvidarse en un sollozo más misterios de la naturaleza de los que podrían redescubrir los ojos de toda una generación”.

TURNER EN EL PARDO


Hoy ha tocado mañana cultural, visita a la exposición de Turner en el Prado, uno de mis favoritos y para muchos un desconocido puesto que ningún museo de España posee un cuadro suyo. Yo lo descubrí hace unos años en uno de los cursos dehistoria del arte que he realizado y desde entonces me cautivó; por lo que esta exposición era un placer obligatorio para mi.
Os dejo algo sobre él y su obra y si tenéis la oportunidad de visitarlo, hacedlo, merece la pena ,porque.... qué buena es la buena pintura!!!! jaja
 TURNER EN EL PRADO
 EXPOSICIÓN
 Esta muestra, organizada sobre el genial pintorromántico inglés Joseph Mallord William Turner  por la Tate Britain de Londres, en colaboración con la Réunion des Musées Nationaux de Francia, el Musée du Louvre de París y el Museo del Prado y que cuenta con el apoyo de Fundación AXA y la Comunidad de Madrid, es la primera en la que se considera al artista británico en relación con los maestros que más le influyeron y con los coetáneos con los que compitió.
 Por ello, junto a las más de cuarenta obras deTurner incluidas en la exposición, la muestra que se presenta en el Museo del Prado incluye novedades respecto a las exhibidas anteriormenteen Londres y París: en Madrid se pueden ver, tresobras maestras que Turner realizó al final de su carrera: "Sombra y Oscuridad - La víspera del Diluvio", "Luz y color - La mañana después del Diluvio" y "Paz - Entierro en el mar"; además, el público podrá admirar también numerosas obrasmaestras de artistas como Rubens, Rembrandt, Claudio de Lorena, Watteau, Canaletto o Constable, entre otros muchos.
Se trata de una exposición , que pone de manifiesto cómo este gran paisajista al que durante mucho tiempo se consideró un caso artístico aislado, buscó su propio sitio enla historia del arte innovando, pero lo hizo a partir de lo aprendido de otros grandede la pintura.
Cómo Turner toma la base clasicista de los paisajes del francés Claudio de Lorena, del siglo XVII, para crear sus paisajes, que a veces parecencontrahechuras de la obra del primero; o el referente que encuentra en las marinas tempestuosas del holandés Van de Veldeen las composiciones venezianas de Canaletto, o en los paisajes alpinos de Loutherbourg y Ruisdael, son otras cuestiones abordadas en esta exposición, que podrá visitarse hasta el 19 de septiembre.

Snow Storm-Steam-Boat off a Harbour's Mouth. JMW Turner. 1842. Óleo sobre lienzo.
ESTILO
Su prematura inclinación hacia la pintura se concretó desde el primer momento en una vocaciónde paisajista, hasta el punto de que fue el paisaje el único tema que cultivó, y del cual llegó a ser un maestro indiscutible. A partir de 1792 adoptó la costumbre de realizar apuntes de paisajes y vistas para venderlos a grabadores o convertirlos luego enóleos o acuarelas. Esta línea de actuación, mantenida a lo largo de toda su vida, está en el origen de la gran cantidad de dibujos que dejó a su muerte, amén de los que se incluyeron en obrascomo Puertos de Inglaterra o Vistas pintorescas delas costas meridionales de Inglaterra. Aunque su obra fue muy discutida, contó con admiradores ymecenas incondicionales, como el tercer conde deEgremont y Ruskin. Gozó, por ello, de un grandesahogo económico, que le permitió realizar constantes viajes por diversos países (Francia, Suiza, Italia), de los que constituyen un recuerdo memorable, por ejemplo, sus series de vistas deVenecia. Desde sus inicios, sus paisajes son plenamente románticos por el dramatismo de los temas tratados y manifiestan un interés particular por el espacio atmosférico y los efectos luminosos. Estos dos rasgos, los más característicos de su peculiar estilo, se mantuvieron hasta el final de su carrera, aunque en composiciones cada vez más esquemáticas y abstractas en las que el color adquirió un protagonismo absoluto. En sus últimos años vivió una existencia solitaria, con frecuentación casi exclusiva de su amante, Sophia Booth.





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