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El ocaso del imperio de los faraones, que abarca el último milenio previo al nacimiento de Cristo, ha sido visto con frecuencia como el periodo de la decadencia cultural egipcia, algo que aspira a desmentir esta exposición.
El museo Jacquemart-André exhibirá una muestra del arte concebido durante el reinado de las últimas dinastías faraónicas, en la que intenta dar a conocer la riqueza y la profusión de las obras de esta época."Existe una gran distorsión sobre este periodo en la percepción del público, que identifica decadencia política con falta de interés desde el punto de vista artístico", explicó a Efe el conservador del museo, Nicolas Sainte Fare.
Por el contrario, subrayó, fue una época de "esplendor cultural" como demuestran las 120 piezas que componen la exhibición provenientes de más de una decena de centros de todo el mundo, desde el British Museum de Londres y el museo egipcio de Berlín al Louvre parisiense.
Entre las obras expuestas, cuidadosamente seleccionadas por el egiptólogo Olivier Perdu, se encuentran joyas como la "Cabeza Verde", busto de origen desconocido tallado en la época de la dinastía Ptolemaica (del año 305 al año 30 antes de Cristo) que representa con enorme realismo el cráneo de un sacerdote.
Perdu, también comisario de la exposición, ensalzó la que considera "una de las mayores obras de arte egipcio", por su factura, la limpieza del grabado y el naturalismo conseguido en los rasgos de la cabeza, donde se aprecian las pequeñas malformaciones del cráneo o las arrugas propias de la edad del representado.
"Es además una característica genuinamente egipcia", añadió Sainte Fare, al apuntar que tal realismo no se encuentra ni el arte griego ni en el romano, contemporáneos de esta obra.
El conservador resaltó también que pese a tratarse de una época en que la tierra de los faraones era objeto de continuas invasiones por otros pueblos, en lugar de influir estos en el arte egipcio, ocurrió justo lo contrario: los artistas del Nilo dejaron su impronta en otras civilizaciones, como la persa o la romana.
Asimismo, las formas del cuerpo humano, que ya habían sido exploradas en siglos anteriores, cobraron protagonismo en esta época, con estatuas en las que puede apreciarse la anatomía femenina con todo lujo de detalles, desde la voluptuosidad de las formas hasta detalles como el vello corporal.
De esta forma sale a relucir una naturalidad inédita en un arte tradicionalmente definido por el hieratismo y la rigidez de sus gestos, sin por ello renunciar a una cierta idealización de la fisonomía.
La belleza de las obras expuestas parecía algo impensable para esta época, a juicio del conservador, quien admitió haber quedado sorprendido él mismo por la calidad de las obras de este periodo.
Además de revelar una variedad inusitada de estilos artísticos, la exposición desmonta, según Sainte Fare, "otro de los grandes mitos sobre la cultura egipcia", que la civilización de los faraones fue inmutable.